Este amable señor, dueño de un taller de soldadura y torno en Ríosucio, me ha reparado la bici sin cobrarnos un peso porque dice que los ciclistas tenemos que ayudarnos. Mil gracias a él, que ha conseguido que me vaya de su casa con la piel de gallina de la emoción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario