De Duitama a Iza

Duitama es una ciudad pequeña del departamento de Boyacá que está a algo más de 2500 metros de altitud y tiene un centro histórico bastante amplio. Nos sorprende la tranquilidad que se respira para ser lunes, pero pronto caemos en la cuenta que es gracias al parón de transporte que hay desde hace un mes por todo el país, por las medidas progresistas que ha tomado el presidente Santos y la subida del combustible. 
Después de desayunar bien y despedirnos entre risas de la recepcionista del hotel, que es una cachonda mental, nos ponemos en marcha y prácticamente solos por la carretera general, nos dirigimos llaneando hacia Sogamoso que está a unos 20 kilómetros. Aquí se acaba el calentamiento y comenzamos el ascenso por una carretera secundaria entre prados y haciendas de cuidada estética. Cuando llevamos un kilómetro, nos encontramos con unos piquetes armados con palos y una buseta cruzada en la calzada con las 4 ruedas pinchadas, por las tachuelas que habían colocado en el suelo para que no pueda pasar ningún vehículo. Les preguntamos que si podemos pasar y nos dicen que si, advitiendonos de las tachuelas. Con la vía para nosotros pero con un incomodo viento e intermitente lluvia, ascendemos a los 3200 para quedarnos boquiabiertos al asomarnos y ver el misterioso y gigantesco lago de Tota, que está a 3000 rodeado de plantaciones de cebolla. En esta zona todo el mundo lleva un singular poncho de lana y es bastante más reservada, a diferencia de los demás en este departamento. 
Comenzamos un sube y baja que oscila entre los 3000 y los 3100 rodeando este enorme charco que nos obsequia con un arco iris. Antes de completar la vuelta, empezamos el descenso hasta los 2500 de Iza. Este bonito pueblo es conocido por sus termales y nosotros las aprovechamos para darnos un homenaje en forma de baño mirando las estrellas a 36 grados en agua rica en potasio, calcio y azufre, con beneficios para articulaciones, huesos y pulmones. Después de 80 kilómetros, esto es un merecido regalo para los sentidos.