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martes, 12 de julio de 2016

Del Carmen a Duitama
























El lunes por la mañana, sin mirar atrás, abandonamos los 3200 metros del Carmen para ascender a los 3600 del páramo de La Rusia con las piernas castigadas, pero las ganas de entrar en calor y la curiosidad por ver el peculiar ecosistema vencen. Cuando por fin alcanzamos la altitud, parece que ya estamos aclimatados y llegamos hasta una casa típica de campo colombiana donde hay un cartel que dice "fábrica de arepas". Ya nos habían hablado de una mujer que hacía unas arepas con queso muy buenas en lo más alto, pero resulta que no estaba y por lo tanto no había arepas. El chico que nos abre la puerta y nos da la mala noticia, no se opone a custodiar nuestras ciclas y equipaje mientras damos un paseo por el páramo. Apenas empezamos a andar, nos alcanza un pick up con unos funcionarios que para y nos pregunta que de donde somos. Cuando le contestamos nos ofrece llevarnos a ver unos lagos y ni cortos ni perezosos nos subimos a la "bañera" porque no cabiamos en los asientos y maldita la hora, pues los baches que había en el camino casi hacen que nos desmembremos. Pero como todo esfuerzo tiene su recompensa, cuando llegamos al lugar alucinados de lo espectacular que era. Después de una pequeña explicación de la función biológica de las plantas, nos volvimos paseando entre los frailejones y los lagos disfrutando de lo peculiar del lugar. Llegando de nuevo a las ciclas empieza a llover pero ésto no impide que comencemos el descenso hacia Duitama por un paisaje que recuerda a las montañas del Tirol.

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